Si piensas que una persona por tener una discapacidad física no puede practicar nado, estás muy equivocado. Es más, muchos neurólogos recomiendan a sus pacientes a realizar una actividad acuática como simple actividad física, debido a los efectos relajantes que genera el cuerpo al estar en contacto con el agua.

La discapacidad no es un impedimento

Sin importar la discapacidad que se tenga, no es pretexto para ponerse en forma en cualquier deporte acuático. Hay deportes en los cuales se adaptan ciertas características y equipos para que se pueda practicarlo; el nado o cualquier otro deporte acuático permite que aquella persona tenga mayor flexibilidad y que poco a poco vaya moviendo su cuerpo. En este sentido, los componentes de rehabilitación en el agua son:

  • Terapéutico
  • Lúdico
  • Competitivo

Con lo cual pueden participar todo tipo de personas con discapacidad: visual, movilidad e incluso personas con síndrome de Down.

Como deporte o como ejercicio, tú decides

Ahora bien, si lo que quieres es solo recreación, ejercitarte, el nado es una buena opción. Ello no quiere decir que no puedas ser un profesional como el nadador Carlos Serrano o Teresa Perales, una de las nadadoras españolas con discapacidad más ganadoras de la historia. Claro que para esto requieres un esfuerzo mayor, un entrenamiento mayor y una disciplina que también puedes adquirir como un hábito.

Si tienes una discapacidad o saber de alguien que quiera practicar nado, lo que debes hacer es considerar si la piscina a la que vas a acudir cuenta con las instalaciones adecuadas, ello además si el entrenador es profesional y se encuentra preparado para trabajar con personas discapacitadas. Y si es así, ¡a darte un chapuzon!